Érase un hombre
a una cámara pegado.......
Pipo Fernández (Madrid 1959) es EL FOTO-FIJA, así, con mayúsculas, del
cine español moderno. Tal reconocimiento le viene de sus propios
compañeros del medio cinematográfico, al que llegó como fotógrafo de
escena en Redondela (Pedro Costa, 1986) y
Jarrapellejos (Antonio Giménez
Rico, 1988).
Aquellas dos películas fueron el principio de una fecunda y brillante
carrera
(tres décadas, por ahora) hasta convertirse en el nº 1 de su gremio. Resulta
común oír que “hablar de foto-fija en el cine de España es imposible sin
mencionar a Pipo Fernández”, que hacer alusión a dicho oficio en nuestro
país supone referirse a su persona… Retratista de la verdad del séptimo
arte
y de los seres que lo realizan, este maestro de las instantáneas es, en
efecto,
crónica viva de un cine cuya memoria contribuye a fijar desde la
fotografía.
La exposición Estuve aquí ofrece un mosaico
formado con teselas hechas de
experiencias y mirada experta, las de quien ha inmortalizado en la eternidad
de la imagen fotográfica la historia de nuestra cinematografía reciente,
tanto
la oficial como la intestina; también su memoria sentimental. A Pipo debemos
muchas de las imágenes que definen al cine patrio, el álbum de recuerdos
de
tantos y tantos rodajes (intrahistoria impagable); por no hablar de esos
reportajes donde revela a los técnicos metidos en faena, plasmando con
ojo
perfecto el espíritu de tan noble profesión en acto de servicio. Muchos
confiesan tomar conciencia de lo que auténticamente son, dentro del
sueño
del cine, cuando se ven en una foto de Pipo.
Entrañable, generoso, divertido, Pipo ama al cine y a sus gentes con la
misma pasión que demuestra hacia el trabajo que desempeña. Célebre entre
cineastas y actores es su capacidad para transformar el frío momento de
todo photocall en un rato agradable, en territorio amigo, casi familiar.
A cada
rodaje, estreno o evento les gusta saber que Pipo está ahí: gracias a
él, se
sienten de inmediato como en casa. Además, su presencia da fe de la
relevancia del acontecimiento. Porque Pipo Fernández no sólo es
fotógrafo
de cine: es “el fotógrafo de cine”.
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